Normalmente se suele adjetivizar como antisistema a toda persona que se muestra disconforme con el sistema actual, con la forma en que se llevan a cabo las cosas, y que lo demuestra por medio de actos vandálicos callejeros. Se les suele atribuir un adjetivo que limita con los actos terroristas. Pero todo hay que decirlo, estas personas son creadas por el propio sistema.
En las manifestaciones que podemos observar en distintos puntos de la geografía española, los medios de comunicación (partidistas y tergiversadores de noticias) hablan de que detrás de las mismas se sitúan los grupos antisistemas, pero hasta el momento, únicamente se han apreciado hechos aislados de vandalismo, pero que no se corresponden con la plataforma “DemocraciaReal Ya”. Y cuando esos actos han sido observados por la mayoría de los manifestantes, han actuado contra esas personas, como es el caso de los individuos que estaban pintando con spray algunas fachadas de los alrededores de la concentración de la Puerta del Sol.
Resulta evidente que a este tipo de manifestaciones puede sumarse cualquier persona, ya que son abiertas, y por lo tanto, no se puede negar el derecho a manifestarse a gente de cualquier ideología. Hemos llegado a ver en los medios de comunicación, jóvenes, personas jubiladas, hombres, mujeres, niños, bebés... todo tipo de gente. Y eso es lo que se necesita, gente que crea que se puede cambiar el sistema.
Han sido muchos años en los que se nos ha tachado a los jóvenes de “pasotas” respecto a la política. Ahora nos hemos armado de valor y hemos sido capaces de salir todos juntos a la calle para manifestarnos, para pedir un cambio en el sistema, para pedir un cambio en los políticos. Y justo cuando queremos ejercer nuestro derecho a la manifestación y demostrar que estamos implicados en la política y en el futuro del país, se nos cortan las alas prohibiendo las manifestaciones por parte de la Junta Electoral. Pero se han dado cuenta de que prohibiendo las concentraciones consiguen dar mayores razones a los manifestantes para seguir allí.
Resulta paradójico ver como se permiten los macrobotellones en diferentes ciudades del país, por no decir en todas, y, en cambio, no se permiten las manifestaciones pacíficas en las que se pide un cambio en el sistema. Esto huele a REPRESIÓN.
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