lunes, 25 de abril de 2011

Listas cerradas, ¿es lo que queremos?



Según se dice, la soberanía reside en el pueblo, pero no es del todo cierto cuando hablamos de un sistema en el que se emplean listas cerradas, ya que, sí que podemos elegir, pero dentro de unos límites que podemos considerar que coartan esa gran soberanía que poseemos.

Podemos elegir a nuestros candidatos, bien es cierto, pero a los candidatos que ya han sido preseleccionados por sus propios partidos, y que sólo ellos saben cómo y porqué han llegado a estar los primeros en esas listas.

Podemos encontrar dos métodos para elegir a los candidatos que van a representar a sus votantes, las listas cerradas, que es el método que utilizamos en España para elegir entre los candidatos para el Congreso de los Diputados y, las listas abiertas, que se usa para elegir a los Senadores.

En las listas cerradas, el votante no elige a un candidato cualquiera, sino que vota a una lista de candidatos que ha sido impuesta por su propio partido, colocando a los distintos candidatos en un orden de preferencia determinado, que atiende a los intereses del mismo partido. Por lo que, cuando el votante va a ejercer su derecho a voto, vota a una lista, que dependiendo del número de votos obtenidos al final, accederán a representar al pueblo más o menos candidatos de esas mismas listas, pero en el orden que ya se había fijado. Si tu candidato preferido es el que va en décimo lugar de X partido y al final se obtienen nueve diputados, la persona que querías como diputado se quedará fuera de ese privilegio.

En cambio, en las listas abiertas, el votante elige expresamente al candidato que quiere que le represente durante la siguiente legislatura o mandato, siendo éste, responsable ante la persona que le ha votado. Y, seguro que estáis pensando en sí podríais representar al pueblo mediante éste método; la respuesta es afirmativa, uno puede votar al candidato con nombre y apellidos, en vez de elegir a un partido, como ocurre con las listas cerradas.

Esa denominada “soberanía del pueblo” queda en entredicho con el método de las listas cerradas en el momento en qué esos políticos que han sido elegidos no responden ante sus propios votantes, sino únicamente ante sus partidos (que han sido los que los han puesto en la élite). Y, no se les puede exigir ningún tipo de responsabilidad en los casos en que no cumplan con lo prometido en los distintos programas electorales que pueden haber o, tampoco en los casos en qué puedan llevar a cabo políticas o acciones totalmente contrarias al interés del pueblo.

Al fin y al cabo, el político electo no sigue las instrucciones del pueblo, como debería ser, sino las de su propio partido, qué como podemos comprobar día tras día, sus políticas responden a sus propios intereses, y muy pocas veces, a lo qué de verdad interesa al pueblo que, en definitiva, es quién los ha elegido y les permite ocupar esos puestos tan reclamados.

Creo que mediante unas listas abiertas tendríamos unos políticos más competentes que,  si quisieran repetir mandato o poder presentarse a las siguientes elecciones, tendrían que cumplir con las exigencias de sus votantes, haciendo de la política un oficio que de verdad hace lo que necesita el pueblo, y teniendo políticos por vocación. Y, en el caso de que no nos guste sus anteriores actuaciones o su situación actual (como los imputados por causas de corrupción), podrías votar a otros candidatos que vayan acorde a tú ideología sin tener que votar a ese candidato que no te gusta y que está englobado en una lista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario